Jesús Soto

Jesús Rafael Soto

100 años de Jesús Soto, el maestro del cinetismo que atrapó la mirada del espectador

Con conciertos, exposiciones y encuentros se celebrará el centenario de uno de los mayores exponentes del cinetismo venezolano. Museos y galerías dentro y fuera del país rinden homenaje al artista nacido en Ciudad Bolívar

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Soto à côté du panneau central de son œuvre “Mur optique”, 1951 Soto with the central panel of his work “Mur optique”, 1951 Soto al lado del panel central de su obra “Mur optique”, 1951

Isabel Soto, hija del reconocido artista plástico venezolano Jesús Rafael Soto, recordó que el maestro del cinetismo solía decir que el espectador en el cine o el teatro se quedaba hasta el final de la pieza. Pero, de cara a una obra plástica, el tiempo es menor: «Escasamente un par de minutos y pasa a la siguiente obra. Sin embargo, Soto buscó atrapar la mirada del espectador, crear en él una reflexión. Eso ha estado presente en todo su trabajo», puntualizó sobre el maestro del movimiento y la repetición.

Jesús Soto nació el 5 de junio de 1923 en Ciudad Bolívar, estado Bolívar. Fue el hijo mayor del matrimonio Emma Soto y de Luis García Parra, quienes tuvieron otros tres hijos. Desde pequeño, quien se convertiría en uno de los grandes exponentes del cinetismo, sintió inclinación hacia las artes; tanto así que rayaba las paredes de su casa. Y en 2023, cuando se cumplen los primeros cien años de su nacimiento, Venezuela celebra la obra del maestro Soto.

«Este centenario es un reconocimiento para su figura como artista. Incluso, quizás personalmente, o para el arte en general. También para celebrar la persona que fue; cuál fue su obra. Y no solo a nivel nacional sino a nivel internacional. Soto es un artista reconocido internacionalmente sin ninguna duda», explicó Isabel Soto, quien se especializó en las Artes Escénicas y es la presidenta de la Fundación Jesús Soto .

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Soto. «Volume suspendu», 1968
200 x 100 x 50 cm
Soto en su Taller con su hija Isabel, París, Francia, 1968. Musée National d’Art Moderne – Centre Pompidou collection © Archivos Soto / Todos los derechos reservados

Celebraciones para el maestro

En Venezuela, diferentes organizaciones, instituciones y galerías comenzaron con los homenajes desde el año pasado. Sin embargo, y con mayor énfasis desde junio, se llevan a cabo una serie de exposiciones y eventos donde el público puede reencontrarse con obras icónicas de Soto. Pero también con la música. Y es que no podría ser de otra manera. Ambas expresiones artísticas comparten un aspecto común: la vibración. Además, Soto dedicó gran parte de su vida a tocar la guitarra.

De esa forma, la Fundación Jesús Soto en alianza con el Ministerio para la Cultura y El Sistema presentan una serie de conciertos cerca de las obras del maestro nacido en Ciudad Bolívar. Por ejemplo, se realizaron presentaciones en La Esfera de Caracas y en la terraza de la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, bajo la Extensión amarilla con cubos virtuales. Y el 29 de junio la orquesta Big Band de El Sistema ofrecerá un concierto donde se ubica la obra Volumen virtual suspendido del centro Banaven.

También, en el Museo de Bellas Artes inauguró la muestra Jesús Soto: cosmos en estado de vibración. Y antes, el 12 de mayo, Espacio Arte al Cubo (del Centro Banaven) presentó la exposición Geometrismos. Jesús Soto y su tiempo. Propuesta que reúne el trabajo de artistas contemporáneos con Soto (entre 1950 y 1970) como Gego, Juvenal Ravelo, Martha Boto, Julio Le Parc, Mateo Manaure, Victor Vasarely, entre otros. El 28 de junio, en el Centro Cultural BOD inaugurará la muestra Inmateriales, que cuenta con la curaduría de Ariel Jiménez.

Asimismo, diferentes museos internacionales también prestaron sus espacios para mostrar la obra del venezolano. Por ejemplo, en Estados Unidos: en la Hispanic Society de Nueva York; el Coral Gables Museum, Florida; y también en ese estado, la Ascaso Gallery. Luego, en México en la Galería RGR; la Galería Dan en San Pablo, Brasil. Y, en Francia, el Museé Cantonnal des Beux Arts de Laussane.

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“Esas especies de “esculturas vibrantes” de Jesús Soto no son pues sino una proyección espacial de la pintura, de una pintura que se ha impuesto la tarea de decirnos, de sugerirnos, que la materia y todo lo que existe, desde los inmensos astros que pueblan el universo” / Foto Vasco Szinetar ©

El legado de Soto

Los primeros 100 años de Soto también representan una oportunidad para recordar cómo este maestro del movimiento, la luz, el color y el metal incorporó su obra a espacios públicos. Por ejemplo, en el Centro Banaven (conocido como Cubo Negro), en la autopista Francisco Fajardo con la Esfera de Caracas; o el arte que incorporó al Metro de Caracas y al Complejo Cultural Teresa Carreño (tanto en los espacios abiertos como en la Sala José Félix Ribas y el telón de la Sala Ríos Reyna). «Para él eso siempre fue importante. Es decir, salir de los museos o galerías y hacer que toda persona que transita por la ciudad tenga acceso a una propuesta artística», dijo Isabel Soto.

Con respecto al estado de las obras de Soto en espacios públicos, la hija del maestro apuntó que particularmente en Chacaito necesitan atención. Sin embargo, resaltó el mantenimiento que se le ha dado a la Esfera de Caracas y a las del Centro Banaven. Y, cuando fue preguntada sobre el Museo de Arte Moderno Jesús Soto (ubicado en Ciudad Bolívar), Isabel Soto decidió no pronunciarse. Esta institución -inaugurada el 25 de agosto de 1973 y es un edificio obra del maestro Carlos Raúl Villanueva- resguarda más de 700 obras que pertenecen a 130 artistas venezolanos e internacionales.

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Esfera de Caracas

Por otra parte, la presidenta de la fundación resaltó que durante su vida el maestro defendió que el arte es conocimiento. «Si realmente se escuchan los términos que usaba, entendemos que es una obra muy amplia. Pero también tiene una dirección muy clara. El arte para Soto no es expresión, es conocimiento. Tiene que ver con evolución de un lado totalmente racional que viene precedido por una investigación científica», aclaró.

Los inicios en el arte

Explicó Isabel Soto que el trabajo de su padre puede entenderse -entre otras maneras- agrupando las piezas por períodos. Por ejemplo, recuerda Soto, los inicios del cinetista fueron figurativos, inspirados por Paul Cézanne. Sin embargo, desde ese momento comenzó a demostrar su interés por el cubismo y el constructivismo. En el año 1942 obtiene una beca para estudiar en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas. Allí, estudió Arte Puro y Formación Docente en Educación Artística e Historia del Arte. Y fue cuando conoció a Carlos Cruz Diez, Alejandro Otero y Pascual Navarro.

Soto estudiante de arte, Caracas, 1945 © Archivos Soto / Todos los derechos reservados

Desde 1943, Soto comenzó a exponer sus obras en el Salón Oficial de Arte en Caracas. Cuatro años más tarde -y tras culminar sus estudios-, Soto es nombrado director de la Escuela de Bellas Artes de Maracaibo. A la par, se dedicó a la docencia en el Liceo Baralt y en la Escuela Normal.

En 1950 Soto obtuvo una beca para estudiar en París, Francia. Y este paso fue fundamental para el maestro. Después de aproximadamente un mes de viaje en barco, el artista se reunió con Alejandro Otero y Mercedes Pardo, Rubén Núñez, Perán Erminy y el poeta José Lira Sosa. Ese mismo año se grupo forma Los Disidentes que incluyó a Carlos González Bogen, Narciso Debourg, Perán Erminy, Dora Hersen, Mateo Manaure, Luis Guevara Moreno, Pascual Navarro, Rubén Núñez y Alejandro Otero.

Soto
Soto. s/t, 1953
35 x 63 x 8 cm
Colección privada
© Archivos Soto / Todos los derechos reservados

Los Disidentes rechazan el arte figurativo y a la pintura tradicional. De esa forma, se interesan por la abstracción geométrica. Y París para Soto fue decepcionante.

«A mi llegada a París, todo el arte estaba realizándose a través de formas que a mí me recordaban las que yo había utilizado para realizar figuras o paisajes. Inclusive los artistas geométricos no me parecían artistas abstractos. Yo veía composiciones de rombos, triángulos, poliedros, toda una serie de elementos que resultaban sugerentes de la realidad figurativa, y yo estaba seguro de que la pintura figurativa usaba para su composición interior el sistema de la llamada pintura abstracta. Para mí eso no era abstracción, sino la simplificación de la figuración», de acuerdo con una entrevista para El Minero de Caracas (1967).

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Soto. s/t, 1953
35 x 63 x 8 cm
Colección privada
© Archivos Soto / Todos los derechos reservados

En París, contribuyó -de acuerdo con la página web oficial- a la eclosión del movimiento cinético. Esto gracias a su participación en la exposición El Movimiento (1955) en la Galería Denise René. Pero además «en exposiciones del Grupo Zero con quienes comparte su investigación sobre la noción de inmaterialidad», se lee en el sitio web.

Cinetismo: movimiento y repetición

Sin embargo, es en 1952 cuando comenzó a trabajar la repetición y la progresión. Basado -en parte- en su experiencia como músico, plasma conceptos de la música a la plástica. A partir de ese momento, Soto trabaja en función de los efectos vibratorios en esculturas e imágenes no solo bi, pero tridimensionales. En ese mismo año se plantea una de las características más representativas de Soto: el espectador ya no es un actor pasivo, sino que participa del fenómeno plástico.

Desde entonces, Soto trabajó el arte cinético. Durante su prolífica carrera, el artista realizó obras que empezaron a finales de la década de 1950 con Vibration. Estas piezas están compuestas por hilos de metal y otros objetos conseguidos en la calle, sobrepuestos a un fondo estriado en blanco y negro. Con ello, se produce el efecto moiré. A partir de ese momento introduce otros elementos como varillas metálicas suspendidas y cuadros de metal.

Luego, en 1967, siguiendo los principios de la vibración de la obra y del espectador como un ente activo en el disfrute de la obra, Soto crea los Penetrables. Obras de metal o nylon suspendidas en el espacio. En 1968 expuso en la Kunsthalle de Berna y en el Stedelijk Museum de Amsterdam. Un año después lo hizo en el Musée de la Ville de Paris. Y pasó a Nueva York, al Guggenheim, en 1974; y en 1983 en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas (que estaba dirigido por la periodista Sofía Imber). El número de exposiciones colectivas e individuales del maestro superan las 180 alrededor del mundo.

Desde la década de 1960 en adelante, diferentes instituciones a nivel mundial le encargan obras de gran escala para incorporar en espacios públicos como murales y esculturas. Así, hay obras de Soto expuestas en edificaciones de Canadá (Royal Bank of Toronto), París (en el Centro Pompidou y el vestíbulo de la empresa Renault), Caracas y Corea del Sur.

Soto. «Volume virtuel», 1987 570 x 2150 x 1440 cm Musée National d’Art Moderne – Colección Centre Pompidou © Archivos Soto / Todos los derechos reservados
Soto
Soto. «Volume virtuel suspendu», 1977 3000 x 2000 x 1800 cm Royal Bank of Canada, Toronto, Canada © Archivos Soto / Todos los derechos reservados

Para Isabel Soto las obras de su padre «estaban realmente fuera de lo que se hacía en aquella época. Se trató de investigación pura, pero también el conocimiento sensible de los materiales. Él intentó materializar lo que habitualmente acostumbramos a ver y estimular la reflexión», afirmó.

«Lo eterno está en la vibración»

La presidenta de la Fundación Jesús Soto recordó una cita que dijo su padre. «En el espacio donde vivimos nosotros, primero, no hay vacío; está lleno de relaciones, tiene su densidad, su elasticidad. Es una plenitud total, pero es una plenitud inmaterial. Y eso me impacta y me fascina. A partir de ahí empecé a pensar que lo eterno está en la vibración. Justamente, es la vibración que desmaterializa; sea la forma de un cuadrado o la de una varilla o la forma de una Escritura», aseguró.

Luego de más de cinco décadas de trabajo, la obra de Soto se puede encontrar en los cinco continentes. Por ejemplo, en países como Argentina, Alemania, Australia, Bélgica, Brasil, Chile, China, Colombia, Canadá, Corea del Sur, Dinamarca, Egipto, Emiratos Árabes, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Inglaterra, Israel, Italia, Japón, México, Nueva Zelanda, Rumanía, Suiza, Suecia y Venezuela.

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“Esas especies de “esculturas vibrantes” de Jesús Soto no son pues sino una proyección espacial de la pintura, de una pintura que se ha impuesto la tarea de decirnos, de sugerirnos, que la materia y todo lo que existe, desde los inmensos astros que pueblan el universo” / Foto Vasco Szinetar ©

Además, Soto recibió varios reconocimientos a lo largo de su vida. En 1957 le otorgaron el Premio de Pintura Abstracta, de la Galería Don Hatch, Caracas. Tres años más tarde mereció el Premio Nacional de Pintura, Venezuela; en 1963 obtuvo el Premio de la 2a Bienal Reverón, Caracas, y el Premio Wolf, Bienal de San Pablo, Brasil. El siguiente año, el reconocimiento David E. Bright Foundation Award, durante la XXXII Biennale Internazionale d’Arte di Venezia, Italia. En Caracas, en 1972 lo otorgaron la Orden Andrés Bello en Primer Grado.

La lista continúa con el Doctor Honoris Causa (1978) por la Universidad de Oriente, en Cumaná. Luego, en 1979, la Association Internationale des Arts Plastiques (Unesco), París, lo condecoró con el Conseiller d’Honneur Vitalice. Y en 1981 recibió la Medalla Picasso de la Unesco en París (condecoración que recibió nuevamente en 1990). Además, los galardones que recibió el maestro también fueron otorgados por instituciones, gobiernos y museos de otros países como Colombia, Argentina, Italia, Francia, Puerto Rico, Chile, Ecuador, Alemania, Australia, Corea del Sur y otros más.

Jesús Rafael Soto falleció el 14 de enero de 2005. Tenía 81 años de edad. Y sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse. Sin embargo, su obra continuará cautivando, haciendo reflexionar e invitando a formar parte al espectador en cada exposición donde alguna de sus Vibraciones, Penetrables, Esferas, Murs, Escritos, Cubos, Volúmenes Estructuras cinéticas. 

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En el Estanque Sur de Guggenheim se exhibe Sphére Lutetia (1996). Esta obra de grandes dimensiones se concibió originariamente para emplazarse en los Campos Elíseos de París
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