ENTREVISTA A RICARDO CARBONELL/EL COLLAGE CONTEMPORANEO


POR MILAGROS BELLO *

El Venezolano Ricardo Carbonnell ha venido desarrollando su obra, desde hace más de 10 años. Consecuencial y pacientemente, así como de manera intimista y privada, y sin aspavientos ni demostraciones, el artista calladamente realiza su labor creativa en su residencia, donde cada día con una obsesividad perseverante dedica el tiempo a sus descubrimientos del collage contemporáneo investigando nuevos métodos experimentales.
Uno de sus frentes más activos actuales es el trabajar una técnica particular de collage contemporáneo que reúne objetos de la vida cotidiana, calcomanías, etiquetas comerciales, tickets de maletas, timbres fiscales, estampillas, latas de cervezas, botellas de vino, sobres, paletas de helados, chapas, tarjetas de presentación, mapas, empaques, tarjetas de créditos, billetes fuera de circulación. En una función de restituir los tiempos y darle una identidad a la memoria colectiva caracterizada por el consumo, la acumulación y las estrategias de producción capitalista, y creación de marcas. Los objetos en Carbonell trabajan como vestigios del tiempo y como reliquias. Carbonell también utiliza en sus collages, como un abordaje no ortodoxo y que va más lejos, el recorte minucioso de tape eléctrico en pequeñas tiras, las cuales “pega” en secuencias numéricas geométricas y dando lugar a trayectorias rítmicas expansivas y cambiantes como rutas visuales cinéticas. Realiza igualmente la incorporación de creyones y marcadores, en intervenciones abstractas trazadas con geometrías rectilíneas, tanto en columnas como en formas espirales, triangulares y cubicas. Un hecho singular es que esos trazados y marcas esconden siempre una numerología estructural que es el número 11 y sus múltiplos en una de alusión incisiva política que marco al mundo y a él, que fueron los hechos del 11 de septiembre de 2001 en EUA.
Trabaja indistintamente en el papel o la tela abriendo camino a una reflexión sobre los nuevos cauces que se pueden experimentar en el collage contemporáneo. De una manera sistémica creativa, sus obras se producen en conjuntos en series, cada vez unidos por un hilo conceptual. El trabajo es meticuloso y enfocado, de largas horas de laboriosidad paciente y determinada. Su taller es un espacio intimista de no mayores dimensiones que un cuarto, donde además de su escritorio de trabajo, libros, cuadros, marcadores y creyones, están los objetos colectados desde hace más de diez años, producto de un ojo selector y agudizado en lo que es la sociedad del desecho.
Desde el 2019 hasta el presente ha participado consecutivamente en exposiciones curadas en Curator’s Voice Art Projects y en MIA Curatorial Projects. Igualmente en ferias como West Palm Beach, en Hamptons Art Fair y ICFF New York. Su obra ha participado en dos ediciones bienales en el European Cultural Center en Venecia, Italia en el contexto de la Bienal de Venecia (2019, 2022).
MILAGROS BELLO: ¿Qué te llevó a utilizar el collage contemporáneo como técnica en tu trabajo artístico?
RICARDO CARBONELL: La raíz de mi inclinación por el collage contemporáneo se remonta a la búsqueda constante de imágenes. Desde mi infancia, solía guardar objetos que capturaban mi atención en una caja especial.
Eran todo tipo de elementos encontrados, en una suerte de pasión por recolectar, por resguardar.
Los recuerdos de los collages que admiré en el MOMA durante los años 60 permanecen vívidos en mi mente, los de Picasso, de Duchamp, de Marx Ernst, de Kurt Schwitters. Me impactaba la manera como recolocaban los fragmentos de imágenes diferentes. Estaba descubriendo una realidad nueva. Igualmente me impactaron las obras icónicas de Andy Warhol, las famosas latas de sopa Campbell que en el fondo eran una retoma de una imagen prestada de otro contexto que Warhol trasladaba a un nuevo escenario creando nuevos significados.
Asimismo, quedé impresionado por la habilidad de artistas como Alejandro Otero, quien utilizaba periódicos, brochas y serruchos en sus obras, una gran técnica creativa que vi en el Museo de Bellas Artes. Otero rompía con métodos tradicionales, y abría una nueva veta para el uso libre de materiales en los que procedía con una gran libertad creativa.
En los años 70, conservé ejemplares del periódico “El Nacional” durante años, junto con etiquetas de productos, lo cual sembró en mí la idea de almacenar materiales de manera accesible para su uso futuro. Durante años mantuve esta práctica de guardar material que pudiera utilizar posteriormente. He venido colectándolos con una insistencia casi obsesiva, como un coleccionismo antropológico. Elementos desde estampillas, sellos, etiquetas de maletas, envases, y todo aquello que es considerado desecho, simplemente acumulan una historia, revelan un momento histórico o social, y muestran la permanencia en el tiempo de realidades y circunstancias. Era una necesidad de juntar objetos que representaban vivencias, momentos, para luego darles re-vida en una nueva trama como hicieron los “collagistas” de los sesenta o Warhol, logrando concordar elementos en nuevas unidades y bloques de nuevo significados.
El descubrir la existencia del collage, me dio la seguridad de que la recolección podría ser efectiva. La paciencia ha sido mi aliada constante en la creación de cada pieza. Aunque aún tengo un deseo pendiente: abordar el desafío de realizar collages de gran envergadura, utilizando materiales más pesados y complejos.

MB: Cuál es el significado detrás de la incorporación de etiquetas, tickets de maletas, productos de consumo y otros elementos en tus obras de arte?
RC: Dentro de mis obras de arte, encuentro significado en la inclusión de una diversidad de elementos: etiquetas de latas, cajas de cartón, timbres fiscales de bebidas alcohólicas, fragmentos de sobres de edulcorantes, paletas de helados, calcomanías, envoltorios de caramelos, tarjetas de crédito, empaques de productos y monedas, así como boletos de maletas y estacionamientos, facturas, tarjetas de presentación, estampillas, bolígrafos, etiquetas de vinos y placas metálicas.
El propósito detrás de esta elección radica en mi deseo de resucitar y dar una nueva vida a objetos que han cumplido su propósito original, otorgándoles una oportunidad de formar parte integral de mis composiciones artísticas.
De manera particular, siento una fuerte fascinación por coleccionar timbres fiscales; su mera presencia evoca recuerdos de cuando los descubrí a la edad de quince años. También, los boletos de estacionamientos, legalmente conocidos como “tarjas”, los billetes antiguos y los fragmentos rotos de sobres de edulcorantes han capturado mi interés de manera obsesiva.
Un énfasis especial merece los fragmentos rotos, ya que reflejan la naturaleza impredecible y no lineal de la vida. Así como nosotros, como individuos, estamos compuestos por una variedad de elementos y experiencias que se ensamblan gradualmente, somos como un rompecabezas en constante formación. Esta amalgama de elementos encuentra su cohesión en nuestros valores y en la dimensión que somos capaces de abarcar.

MB: ¿Cómo describirías la meticulosa técnica de recortes rectilíneos de diferentes tamaños de cinta adhesiva eléctrica que utilizas en tus creaciones?

RC: La técnica que empleo en mis creaciones involucra el hábil recorte de cinta adhesiva eléctrica en variados tamaños y formas rectilíneas, pero siempre buscando lo orgánico del corte, permitiendo sutiles irregularidades que revelan los movimientos de las manos y no la precisión fría de una máquina de cortar material.
La labor de realizar estos cortes va más allá de lo superficial; implica un desafío interno que pone a prueba mi habilidad y perseverancia. Cada recorte demanda una fuerza y una concentración que actúan como un ejercicio de autoevaluación.
Cada recorte exige destreza y precisión. La tijera se convierte en una herramienta de concertación esencial en este proceso, demandando una habilidad más intensiva que la que podría requerir un simple pincel en otras formas de expresión artística.
Cada recorte es como una pincelada en el lienzo. De hecho, la construcción completa de mi obra se basa en la selección y disposición previa de estas “pinceladas” que están ya en mi mente, antes de llevarlas a cabo físicamente.
Mi objetivo es lograr sorpresas visuales en los recortes de trazados accidentales como expresión de la naturaleza del movimiento humano.
En la actualidad, exploro la posibilidad de establecer una conexión profunda entre
mis series de Columnas de recortes de tape eléctrico y el mundo de la composición musical, buscando construir una amalgama que enlace ambas expresiones artísticas de manera única y significativa.

MB: ¿Qué papel juegan los colores disponibles en el mercado industrial de las
cintas adhesivas en tu proceso artístico?
RC: En mi proceso artístico, los colores disponibles en el mercado industrial de cintas adhesivas desempeñan un papel esencial y singular. He desarrollado un sistema numérico que me permite categorizar los distintos colores. A pesar de las limitaciones inherentes a la paleta de colores de estas cintas industriales, he logrado trascender estas restricciones y utilizarlas como un punto de partida creativo en lugar de un obstáculo inhibidor. En cada nuevo país que tengo la oportunidad de visitar, exploro las variaciones y opciones de cintas adhesivas disponibles en el mercado local. Esta investigación constante enriquece mi posibilidad de expresión.
En la actualidad, desarrollo una serie de obras sobre lienzo donde fundo colores, donde uso cinta adhesiva meticulosamente colocadas y que forman mallas o redes.
El collage se transforma en otra cosa, es un salto a otro contexto visual.

MB: ¿Cómo utilizas los números para determinar la organización de los rectángulos de cinta adhesiva en cada obra y qué importancia tienen estos números en tu trabajo creativo?

RC: La utilización de números en la disposición de los rectángulos de cinta adhesiva dentro de cada obra tiene un significado profundo y multifacético en mi enfoque creativo.
En particular, el número 11 lo he adoptado como un emblema en honor a las víctimas del 11 de septiembre de 2001, un acontecimiento que transformó el curso de nuestra civilización y que marcó un punto de inflexión en nuestra historia. Mi elección de este número busca rendir tributo y recordar su influencia. La presencia constante del número 11 en mi trabajo no solo establece un sistema o método organizativo, sino que también me impulsa a mantener una regularidad en mis series sin restringir mi capacidad de explorar otras alternativas. Además de la serie 11, he desarrollado la serie 46 y la serie 19, cada una con su propio conjunto de implicaciones y variaciones.


La utilización de números tiene una función pragmática al evitar distracciones y ambigüedades en la identificación de mis obras, al tiempo que infunde un sentido de orden y coherencia a lo largo de mi trabajo, de manera similar a cómo los números asignados a las obras de Jackson Pollock tuvieron un impacto en su presentación visual.
En la actualidad, una de mis obras más significativas es la Sinfonía #21, una composición sobre papel que se extiende a lo largo de 10,08 metros (399 pulgadas). Esta obra está compuesta por 21 piezas, cada una formada por 7 segmentos de 3 columnas, y a su vez, cada columna se divide en 5 partes,
representando diferentes colores. Cada pieza dentro de esta sinfonía visual lleva
consigo una armonía propia, un equilibrio meticuloso que resuena en toda la
composición.
Este es mi enfoque del collage contemporáneo donde siento que salgo hacia otras
coordenadas.

La curadora Milagros Bello es doctora en Sociología con una tesis doctoral en Sociología del Arte por la Universidad de la Sorbona (París VII-Jussieu), y máster en Historia del Arte por la Universidad de la Sorbona (Universidad de París I), ambas en París, Francia. Obtuvo una licenciatura en Psicología, especializada en Psicología Clínica, por la Universidad Central de Venezuela, y siguió cursos de maestría en Orientación Familiar e Individual en su país de origen, Venezuela. La Dra. Bello es crítica de arte miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA), y miembro de la Federación Nacional de Psicólogos de Venezuela. Es curadora independiente y actualmente dirige MIA Curatorial Projects (antiguo Curator’s Voice Art Projects fundado en 2010 en Wynwood Art District, Miami). Desde 2010 hasta la actualidad, la Dra. Bello ha comisariado numerosas exposiciones de arte contemporáneo a nivel nacional e internacional. En particular, en abril-noviembre de 2022, en el marco de la 59ª Bienal de Venecia, comisarió la exposición “Americanos. Imaginarios actuales”, que estuvo expuesta hasta noviembre de 2022 en el Centro Cultural Europeo de Venecia (Italia). Es conferencista en museos e institutos de arte; escritora para revistas de arte locales e internacionales, y ex redactora jefe de la revista de arte Arte Al Dia International. Durante catorce años, de 2000 a 2014, impartio clases como profesora de arte en diversas áreas teóricas de especialización, como Teorías Críticas, Historia del Arte, Historia de la Fotografía Moderna y Contemporánea, Sociología, a nivel de posgrado y licenciatura en universidades estadounidenses, Florida International University (FIU), Florida Atlantic University (FAU), Miami International University (The Art Institute/Miami), e Istituto Marangoni/Miami. Actualmente es directora y curadora jefe de MIA Curatorial Projects en Miami (antiguo Curator’s Voice Art Projects fundado en Wynwood Art District en 2010). La Dra. Bello es mentora y coach motivacional para artistas. @milagrosbellocurator @miacuratorial E: milabello@aol.com

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