El pacto del reloj

La Sala de Arte García Sanabria abrió ayer sus puertas para dar la bienvenida a una nueva exposición, inaugurada por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife en colaboración con el Organismo Autónomo de Cultura. Bajo la dirección de Santiago Díaz Mejías, recibieron al artista Juan José Valencia y su muestra ‘El pacto del reloj’. En ella se reunió una selección representativa de su trabajo, que versa sobre temas como el romanticismo, la libertad de expresión desde diferentes perspectivas, el cambio climático, la ideología, la violencia o la anhelada paz. Sus obras invitan a la reflexión al tiempo que despiertan la imaginación y las emociones del espectador.


Juan José Valencia.

Un acuerdo, un trato, un propósito de pausa, de dilación, de parón en una deriva de odio y guerra, de fin. Un alto al fuego. Una misión de paz en relación al territorio. Un pensamiento sobre los acontecimientos, sobre el clima y su variabilidad, sus cambios, adulteraciones y atentados, así como el pensamiento del mal1 y de su reconocimiento pero también su sometimiento y lucha.

Esta exposición.

Pintura desplazada, arte de los desplazados, de los errantes, de los peregrinos, de los viajeros y aquellos que se aventuran a descubrir lo monstruoso de lo canario, sus dobles, sus triples, sus tretas para condicionar el pensamiento. La extrañeza de su falsa familiaridad, sus usos y abusos.  Tierra de tránsito, multicultural, lugar de encuentro. Cosmopolita y de emergencia. Lugar de acogida y asilo, de protección o de guarda para una viaje por encontrar un lugar en el mapa. Lugar de búsqueda de las verdaderas motivaciones sobre los argumentos de una sociedad de escucha. Oír y ser escuchado. Que te escuchen. Que te observen tus movimientos, tus posiciones en redes sociales, tú política íntima. Dispositivos de rastreo, geolocalización y vínculo. Construirnos en la escucha, tener voz. Pintar. 

Lugares de continúa búsqueda. Alimento del deseo. Cultura de frontera. Territorio de contrabando que se manifiesta en una esfera pública que connota el escenario y la escena del Estado y la política. Transmutado y consolidado a través de gestos antes del abandono de la Casablanca por parte de Trump. Su autogolpe de estado dinamitó todos los frentes ideológicos del planeta. El dominio de los mass media y los medios: Twitter, la prensa, los fake y la libertad de prensa, así como, el dominio de los líderes de opinión y la opinión pública. Las Presure Press fruto del amarillismo, delirio de poder, en manos de los propietarios de los medios y sus lobbies.

Líneas editoriales flojas que nada tienen que ver con lo blando que debería ser el sentido de nuestras fronteras. Tergiversar el territorio y dislocarlo. Muros. Barcos de esclavos, asentamientos de concentración fuera de los países a los que se ha migrado originalmente. Estamos hablando de conductas xenófobas, fascistas y autoritarias que descubren los dominios nacionalistas ultras de la política. El surgimiento de los vestigios radicales de la lucha mundial en la que estamos inmersos desde la guerra de Siria. La pandemia acrecentó los comportamientos inhumanos, la purga y el escarmiento a la sociedad. Las mentiras con las asociaciones de ideas (acrecentar la confusión), con la gestión de la enfermedad y más particularmente entre ellas la de la negación de la OMS (Organización mundial de la Salud) y sus tesis.

Las patentes y la investigación, las acciones de las farmacéuticas, las estafas de las mascarillas.

El stock y la producción, el abastecimiento, los índices de muertos. Los vivos y sus acometidas en el delirio de vergüenza cínica y delirante que azotan los gobiernos y las sociedades. La psiquiatrización de la vida y de los hechos conductuales y antropológicos. ¿Y cómo no? Artísticos y culturales. La censura. La estigmatización del pensamiento libre.   

El duelo. La muerte. La verdad.

El drama de los sin nombre o sin documentar, las marchas en caravana de los desplazados en América hasta la frontera norte con Estados Unidos de América. Las cacerías a caballo de inocentes, la pobreza de los desplazados internos de New York. 

La necesidad de una carta de los desplazados de implantación global. Un salvoconducto.

La guerra del Rigor Mortis. Cruel como muchas, injusta como otras, pero hipócrita como pocas. Ucrania. Y la soberanía nacional atenazada. La violencia de una agresión continua. Europa agredida y violentada energética, alimenticia e ideológicamente. La violencia del Estado hegemónico explotador y líder.

La negación de la necesidad de una espiritualidad global asentada en la concordia y la convivencia de los pueblos y sus derivas. El respeto de las claves, los templos y las leyendas o glosarios de los mapas. Lugares por cuidar y de cuidar. No sólo patrimonio.

El mismo mar la misma gente.

La celebración de la vida. Por otra parte. Del cuidado y de la paz. De la meditación, la mesura y la pausa. Una reflexión a cuenta de la vida en relación a los atentados contra bienes naturales públicos (dragos) en Tenerife previos a un horroroso incendio.

El retrato de grupo de una joven Alma, a los 15 años en plena pandemia.

Una reflexión sobre nuestros comportamientos en vida a sabiendas de la muerte de los otros y su llegada, y cómo condicionamos los acontecimientos y la lectura y relectura de los mismos en nuestra vida.

El trauma de una sociedad afectada. Doliente y en duelo. Y en plena guerra.

Un territorio desplazado, un sujeto desplazado.

Esta exposición que se inaugura el sábado 13 de enero a las 10: 30 h. compone un ejercicio sobre el tiempo y su responsabilidad. En definitiva sobre no solo nuestros actos pero sí nuestros hábitos y silencios ante la injusticia o lo mal avenido.No exige tomar posición, pero sí denuncia la secuencia real de lo acontecido y no se queda impávida aunque nuestra casa sea cualquier sitio2.

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