REGRESO A KOYAANISQATSI

A solo project by Willy Castellanos, within the framework of the exhibition “Lágrimas Negras”, curated by Isabel Pérez with invited artists Nadal Antelmo, Rogelio López Marín (Gory), Ana Olema and Mel Rossitch.

KENDALL ART CENTER
Jul.19 – Aug. 30, 2019
Opening Reception: July 19th from 6:00 – 11:00pm
12063 SW 131st Ave., Miami, Fl. 33186

Willy Castellanos (Aluna Curatorial Collective)

En la lengua Hopi -un pueblo ancestral que habitó la zona central de los Estados Unidos-, “Koyaanisqatsi” es una palabra que significa “vida fuera de balance”. El cineasta Godfrey Reggio la usó en 1982 para titular el primer filme de una trilogía experimental que documentó –con la sugerente música de Phillip Glass y prescindiendo del diálogo–, la pérdida del equilibro en este “mundo en el que vivimos”, según palabras de su director.

Hace cerca de cuatro décadas, el lenguaje de la cámara rápida usado por Reggio en varias escenas describía mejor que ningún otro medio la velocidad de nuestro modo de vida, el frenetismo asociado al movimiento de las grandes aglomeraciones humanas y a los ritmos acelerados de la producción seriada de bienes de consumo colectivo. En contraposición, la cámara lenta permitía observar con detenimiento la acelerada destrucción de tantos espacios vitales, esbozada como metáfora de la voracidad humana sobre el planeta, una voracidad paralela a la acumulación excesiva y opuesta al mismo tiempo, al ritmo del mundo natural, donde los grandes espacios vacíos y la calmada contemplación aún son permisibles.

Regreso a “Koyaanisqatsi” –una exposición compuesta por fotografías, instalaciones y objetos–, revisita el espíritu de esa documentación del paroxismo urbano y del consumo, a partir de otro proceso de investigación visual (la cámara de negativos 4×5), en una serie realizada en la ciudad de Miami en varias instalaciones de recolección y reciclaje de chatarra. Las cámaras tradicionales de “gran formato” (un medio prácticamente en desuso) imponen desde el proceso mismo del registro y la operatoria, una oportuna lentitud de la mirada y del hacer, mientras garantizan al tiempo, una nitidez de detalles superior al medio digital con sus rápidas velocidades de registro.

¿Y por qué los basureros? Porque nunca antes, en toda la historia de la civilización humana, los desechos constituyeron una amenaza semejante a la que enfrentamos en este momento, donde se tornan proféticas las palabras enviadas en 1855 por el jefe Seattle de la tribu Duwamish, al entonces presidente de los Estados Unidos Franklin Pierce: : “My words are like the stars –they do not set. How can you buy or sell the sky –the warmth of the land? The idea is strange to us. Yet we do not own the freshness of the air or the sparkle of the water (…) This earth is precious to him [God], and to harm the earth is to heap contempt on its Creator. The whites, too, shall pass – perhaps sooner than other tribes. Continue to contaminate your bed, and you will one night suffocate in your own waste”.

He documentado reiteradamente, en visitas espaciadas a lo largo de un año, el testimonio de la cultura de lo obsoleto y la constancia de la velocidad con la que usamos, acumulamos y desechamos objetos consumidos, en una dirección diametralmente opuesta a la preservación del ambiente, en una península como la Florida, severamente amenazada por el cambio climático. Fotografiando los basureros de chatarra también he registrado la belleza formal de la basura, he rescatado objetos encontrados y los he asistido -los he reciclado– para darles una nueva vida, como un gesto imaginativo. Y me he hecho la pregunta que extiendo con una consciencia clara de que el tiempo de resistencia frente al paroxismo se nos acorta: ¿De qué modo podremos oponernos a la obsolencia programada, al exceso acumulativo, a la velocidad enloquecida de la vida? ¿Cómo podemos encontrar formas comunes de evitar “ahogarnos entre nuestros desperdicios” y recobrar el balance que hemos perdido? He vuelto de estos basureros con otra claridad sobre la urgencia de una vida común más lenta, menos voraz y destructiva, más llena de humor e imaginación, y sobre todo, capaz de construir una cultura sostenible para nuestra propia especie y también para todas las demás. Es el único modo de cambiar el tiempo que se avecina, ese tiempo en donde comenzaría según el jefe Seattle, “the end of living and the beginning of survival”.

“Estimados amigos, están todos cordialmente invitados a la inauguración de la exposición en la que participare esta vez como artista, y que será este próximo viernes a las 6:00pm en el Kendall Art Center. Gracias miles a Leonardo Rodriguez y Henry Ballate de KAC por la gentil invitación. Estaré exponiendo mi ultima serie “Regreso en Koyaanisqatsi” en el marco de la exposición “Lagrimas negras” curada por Isabel Perez, junto con los artistas y amigos Gory, Nadal Antelmo, Ana Olema y Mel Rossitch. Les dejo aqui el texto en español. Espero darles un abrazo personalmente!”
Willy Castellanos

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