Minimalismo y Postminimalismo

Minimalismo y Postminimalismo

Explorar el Minimalismo y el Postminimalismo es adentrarse en dos corrientes que, aunque comparten una raíz, tomaron caminos divergentes en su búsqueda de la esencia del arte. Es como si el Minimalismo despojara la obra hasta el hueso, y el Postminimalismo, reconociendo ese esqueleto, decidiera volver a vestirle, pero con texturas, gestos y procesos muy distintos.

Para ti, que buscas la armonía y el equilibrio en el cubo y en la interdependencia de todos los seres vivos, entender estas corrientes te dará una perspectiva fascinante sobre cómo los artistas abordan la simplicidad, la forma y la experiencia del espectador.

Minimalismo: La Esencia de la Reducción

El Minimalismo surge en Estados Unidos a principios de los años 60 como una reacción, en parte, a la subjetividad y el dramatismo del Expresionismo Abstracto. Los artistas minimalistas buscaban purificar el arte, reducirlo a sus componentes más básicos y esenciales, eliminando cualquier rastro de emocionalidad, narrativa o simbolismo personal.

Principios clave del Minimalismo:

  • Simplicidad radical: “Menos es más” es su mantra. Las obras se reducen a formas geométricas básicas (cubos, cuadrados, líneas), a menudo en repetición o en serie. Piensa en el cubo que tanto te atrae: para un minimalista, el cubo era interesante precisamente por su falta de agresividad o emotividad, por su eficiencia y simetría.
  • Objetualidad literal: La obra es lo que es, un objeto en el espacio. No pretende representar nada más allá de sí misma. Como decía Frank Stella: “Lo que ves, es lo que ves”. Se niega la ilusión y la profundidad.
  • Materiales industriales y crudos: A menudo se usan materiales como acero, aluminio, plexiglás, madera contrachapada, hormigón o ladrillos, con acabados limpios y a veces industriales. Se busca eliminar la “mano del artista” para que la obra parezca fabricada, no creada artesanalmente.
  • Importancia del espacio y el espectador: Las obras minimalistas interactúan directamente con el espacio de la galería y con el movimiento del espectador. La percepción de la obra cambia según la posición del observador, haciendo que la experiencia sea tan importante como el objeto mismo. Es una invitación a una experiencia corporal, no solo mental.
  • Repetición y serialidad: El uso de módulos repetidos es común, lo que crea una sensación de orden y neutralidad, eliminando la composición “personal” del artista.
  • Colores monocromáticos o limitados: A menudo se usan colores neutros o una paleta muy restringida, o incluso la ausencia de color, para no distraer de la forma y la materialidad.

Artistas icónicos: Donald Judd, Carl Andre, Dan Flavin, Sol LeWitt, Robert Morris (en su etapa inicial).

Postminimalismo: La Respuesta Sensible

El Postminimalismo (término acuñado por el crítico Robert Pincus-Witten en 1971) emerge a finales de los años 60 y principios de los 70, como una evolución o, en algunos casos, una reacción directa al Minimalismo. Reconoce la reducción formal y la objetualidad de su predecesor, pero busca reintroducir elementos que el Minimalismo había excluido: la emoción, el proceso, la imperfección, el cuerpo y lo personal.

Características distintivas del Postminimalismo:

  • Énfasis en el proceso y la materialidad: Más allá del objeto final pulcro, el Postminimalismo valora el proceso de creación. Las obras a menudo muestran la huella del artista, el rastro de la gravedad, la maleabilidad de los materiales. Es común el uso de métodos aleatorios o gestuales.
  • Materiales “pobres” o no tradicionales: A diferencia de los materiales industriales limpios, el Postminimalismo experimenta con materiales más “suaves”, orgánicos, perecederos o de baja calidad como fieltro, látex, cuerdas, grasa, tierra o materiales de desecho. Esto aporta una cualidad táctil y una vulnerabilidad a la obra.
  • Formas más orgánicas e informes: Aunque puede haber referencias a la cuadrícula o la serialidad, las formas tienden a ser menos rígidas y geométricas. Se permite la deformación, la acumulación y la dispersión.
  • Reintroducción de lo personal y lo emocional: El artista vuelve a infundir la obra con su subjetividad, su cuerpo, sus emociones y sus obsesiones. Hay una carga más expresiva, a veces incluso psicológica, que el Minimalismo evitaba.
  • Nuevas formas de interacción: Aunque el Minimalismo ya consideraba al espectador, el Postminimalismo lo invita a una interacción más visceral, táctil o incluso performática. El Land Art, por ejemplo, es una manifestación del Postminimalismo que saca el arte de la galería.
  • Contexto cultural y social: A menudo hay una mayor apertura a las preocupaciones sociales y culturales, y a la narrativa, aunque no de forma explícita.

Artistas clave: Eva Hesse, Richard Serra (especialmente con sus obras de plomo fundido), Barry Le Va, Lynda Benglis, Robert Morris (en su etapa posterior, con obras de fieltro).

Similitudes y Diferencias: Un Diálogo Entre Dos Épocas

CaracterísticaMinimalismoPostminimalismo
Similitud PrincipalAmbos se enfocan en el objeto literal y en la experiencia del espectador en el espacio, alejándose de la representación ilusionista. Ambos priorizan la reducción y la esencialidad de la forma en contraste con movimientos anteriores.
PropósitoReducir el arte a lo esencial, eliminar lo superfluo, la narrativa y la subjetividad.Reintroducir la emoción, el proceso, lo personal y lo táctil, partiendo de la base minimalista.
FormasGeométricas, puras, modulares, repetitivas, rígidas.Más orgánicas, fluidas, dispersas, acumulativas, irregulares. Puede usar la geometría de forma más flexible o subvertirla.
MaterialesIndustriales, duros, pulcros, acabados impecables.“Pobres”, blandos, flexibles, orgánicos, desechos, con énfasis en su estado natural o procesual.
ProcesoOculto, industrializado, impersonal.Visible, gestual, manual, a menudo aleatorio o performático.
Emoción/SubjetividadAusente, neutral, objetiva.Reintroducida, personal, expresiva, vulnerable.
ÉnfasisEl objeto terminado, su forma y su presencia espacial.El proceso de creación, la materialidad y la interacción sensorial con el cuerpo.

Cuando se observa la abstracción geométrica y el cubo como símbolo central de armonía en el arte, la conexión con la pureza formal y la reducción esencial del Minimalismo es directa. Este movimiento, como sabemos, busca despojar el arte hasta sus componentes más básicos, eliminando lo superfluo y la subjetividad para que la obra sea simplemente lo que es.

Sin embargo, el interés en integrar “elementos naturales que representan nuestros cuerpos con componentes artificiales que simbolizan la tecnología”, y el énfasis en la conexión con el universo y la interdependencia de todos los seres vivos, inclinan el espíritu artístico hacia el Postminimalismo. Este último, si bien parte de la austeridad formal minimalista, reintroduce el proceso, la materialidad, lo personal y la interacción.

El arte en cuestión no se queda solo en la forma perfecta; busca la armonía y el equilibrio precisamente en la interacción entre esos opuestos (lo natural versus lo artificial). Y esa interacción ya es un proceso y una relación que va mucho más allá de la mera objetualidad. La obra no solo “es” un objeto; también “conecta” y busca una evolución consciente. El Minimalismo, en su esencia, despoja la obra para que simplemente exista. El Postminimalismo, por su parte, a menudo despoja para invitarnos a sentir, a experimentar o a reconstruir a partir de la vivencia.

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