Pacita

Pacita Abad – Una Vida Entre Texturas, Territorios y Tránsitos

Romper Fronteras con Color: La Vida Artística de Pacita Abad

Pacita Abad (1946–2004) fue más que una pintora: fue una nómada visual, una defensora del arte no occidental, y una innovadora incansable. Nacida en la remota provincia filipina de Batanes, Abad pasó su vida desafiando límites—geográficos, técnicos y culturales—para construir una obra profundamente global, vibrante y comprometida.

Desde sus comienzos, Abad fue testigo de cómo el mundo del arte marginaba las expresiones asiáticas, considerándolas “folk art”. No tardó en responder con firmeza. En una entrevista, recordaba haber enfrentado a curadores neoyorquinos con un grito de batalla: “¡Vamos a venir! ¡Estamos viniendo!” Su mensaje era claro: el arte asiático no debía ser reducido a lo étnico ni a lo decorativo. Ella encarnaría esa revolución.

Aunque su formación universitaria fue en ciencias políticas e historia, su inmersión en el mundo del arte comenzó como asistente en el departamento de arte de la Universidad de San Francisco. Allí se empapó de exposiciones de todo el mundo y descubrió su deseo de crear. Su carrera se consolidó con un viaje transformador: junto a su pareja, recorrió el mundo durante 11 meses con solo 5.000 dólares, dibujando texturas, telas, muros y motivos arquitectónicos de países como Turquía, Pakistán, Afganistán, Laos y Yemen.

Esos bocetos se convirtieron en la semilla de una de sus técnicas más emblemáticas: el trapunto painting, una fusión de pintura y textiles inspirada en muñecas de trapo y prácticas de bordado. Este método, que involucra acolchar, coser y añadir elementos como botones o telas, le permitió romper la bidimensionalidad de la pintura tradicional y acercarse al arte como experiencia táctil y cultural.

Pacita no tenía miedo al color. Su obra, a menudo explosiva, evoca tanto el caos vibrante de los mercados callejeros como la solemnidad espiritual de las máscaras rituales. Una de sus series más notables surgió en Indonesia, inspirada en las marionetas wayang. Aunque fue criticada por usar colores brillantes (en lugar de los tonos tierra tradicionales), los mismos críticos reconocieron su aporte. “Ah, tú eres la artista de los botones”, le decían, con afecto.

Además de producir obras imponentes (algunas de hasta tres metros), Pacita fomentó el intercambio cultural a través de talleres en Indonesia, Filipinas y Estados Unidos. Su estudio era un espacio de yin y yang: obras abstractas en un lado, figurativas en otro. “Soy Libra”, decía entre risas, explicando cómo podía trabajar en tres estilos distintos a la vez.

El arte de Abad no fue solo personal; fue profundamente político. Representó comunidades desplazadas, mujeres, migrantes, y trabajadores invisibilizados. Su obra fue exhibida en más de 200 exposiciones en todo el mundo, y ha sido recientemente redescubierta por curadores internacionales que celebran su espíritu pionero.

Hoy, Pacita Abad resurge como una de las voces más originales del arte contemporáneo global. Su legado vibra con la fuerza de los colores que usó, las culturas que abrazó y las fronteras que se atrevió a cruzar.

Printing shop in Kendall, FL
Printing service