Mùsica para Ballet

IMPORTANCIA DE LA MÚSICA EN LA EXPRESIÓN ARTÍSTICA DE LA DANZA

Por María Dolores Moreno Bonilla. Profesora de Danza.

Perez Art Museum PAMM
Pérez Art Museum Miami

La música posee la capacidad de despertar en las personas sentimientos de diversa índole, experimentando reacciones de alegría, melancolía, tensión, relajación etc. Esta misma circunstancia ocurre en el bailarín/a, produciéndole una enorme acción emotiva que le impulsa a expresarse a través de sus movimientos. La música aporta al bailarín/a la fuerza y la motivación que necesita para comunicarse. Pero para que la danza fluya, es necesario realizar previamente un análisis de la música que va a acompañar al movimiento, a fin de identificar aquellas estructuras que van a permitir desarrollar al máximo la expresión y la interpretación del bailarín/a.

         Existen una serie de elementos de la música que inciden en el desarrollo de la expresión artística de la danza. Estos son: la melodía, la armonía, el estilo y el carácter.

         1. La melodía:

          Se puede definir como la combinación heterogénea de los sonidos musicales, o la sucesión de sonidos de diversa altura con la que el compositor expresa un sentimiento. A través del ritmo los diferentes sonidos de la melodía se agrupan unos con otros. El ritmo es importante en la danza, pero no es conveniente bailar sólo a golpe de tambor. La melodía aporta un soporte natural para la expresión y ayuda al uso de la respiración durante la interpretación. 

         La respiración del bailarín y la melodía actúan como cómplices que caminan juntos en la construcción de frases de movimientos.  Una manera de agrupar la melodía es a través de la frase musical. Ésta es una unidad conceptual, que suele constar de ocho compases, aunque pueden tener menos. En danza, se suele trabajar con frases musicales de ocho compases, que permiten realizar frases de movimientos.

          Estas frases de movimientos tienen un comienzo, un desarrollo y un final y se realizan respetando las frases musicales. La continuidad en el encadenamiento de cada frase es fundamental tanto para los músicos como para los bailarines y en el caso de la danza, dará lugar a una coreografía. 

         Los brazos tienen más soltura que las piernas a la hora de ligar los movimientos y de darle continuidad a las frases, es por ello que se les confía la misión de subrayar dicha continuidad. 

         2. La armonía.

          Se define como la adicional textura de la melodía, o cómo la ciencia que estudia los acordes. Un acorde es un conjunto de tres o más sonidos que se oyen simultáneamente.

         La armonía sirve de unión entre la melodía y el ritmo, enriqueciendo la melodía y aportándole variedad y carácter. Al bailarín/a le ayuda a ser más consciente de la respiración en los movimientos, mejorando así la calidad de las ejecuciones.  

         La respiración permite la preparación, el desarrollo y la finalización de los movimientos, la matización de los gestos y de los sentimientos y el encadenamiento de los pasos. Por todo ello la armonía juega un papel importante. 

         En este apartado nos encontramos con dos conceptos: tonalidad y modalidad.

         La tonalidad se puede definir como el producto que se obtiene tras organizar los sonidos de una escala, donde el más importante se llama tónica y da nombre a la tonalidad. 

         La modalidad es una forma de construir una escala, y va a estar en función del lugar que ocupen los tonos y los semitonos. Puede ser Mayor o Menor. 

         Tonalidad y modalidad otorgan a la pieza musical un carácter determinado. 

         Los cambios de modalidad o la transposición en la tonalidad, ayudan al bailarín a sacar fuerzas renovadas para continuar realizando la variación de movimientos. Les otorga un aporte extra de energía muy útil para desarrollar la coreografía. 

3. Estilo y carácter. 

         El carácter es el elemento expresivo que nos va a decir como es la composición musical. Indica qué cualidad tiene: si es alegre o triste, si tiene fuerza o es sensible, etc. Los términos usados para expresarlo son entre otros: amábile , appasionato, brillante, delicato, furioso, tranquilo etc. etc.

         Cada instrumento tiene un carácter particular, y al igual que el músico opta por uno determinado para componer, porque es el que necesita para desarrollar el sentimiento que quiere expresar, en danza ocurre lo mismo.

         El bailarín/a o coreógrafo busca  aquellas músicas que mejor se adaptan al sentimiento que quiere transmitir. Así escoge un piano o un violonchelo o una pieza orquestada o lo que necesite, eligiendo además si lo que le conviene es que esa pieza sea adagio, allegro etc.

         Esto es porque la música despierta en el bailarín/a una serie de emociones que le permiten transmitir un sentimiento.

         Los estilos de las piezas musicales son diversos y es importante que el bailarín/a los conozca, para poder decidir qué clase de música es la que le conviene para el montaje de su coreografía.

          La danza por su parte engloba diversos estilos que son específicos. Cada uno de ellos tiene un carácter determinado y nos indica el ritmo, la dinámica y la velocidad con la que se ejecuta un movimiento.

          Es importante hacer coincidir el estilo de la música y su carácter, con el estilo y carácter de la danza que se vaya a desarrollar, a fin de fundir ambas disciplinas en una interpretación rica que llegue al espectador como un todo de expresión de sentimientos. 

Todo lo expuesto nos lleva a una reflexión:  

La música y la danza son dos disciplinas que necesitan tener algo que comunicar para poder crear o interpretar, y el bailarín utiliza la música como medio para hacer fluir sus sentimientos y comunicarse.

BIBLIOGRAFÍA.

1.     Bachmann, Marie- Laure, (1998): “La rítmica de Jacques-Dalcroze”. Editorial Pirámide. Madrid.

2.     Challet-Haas, J. (1983): “ Manuel pratique de danse classique”. Editorial Amphora. París.

3.     Fuentes, P y Cervera, J (1989): “Pedagogía y Didáctica para músicos”. Piles editorial de música. Valencia.

4.     Jay, D.M. y Kassing, G.(1988): “ Teaching beginning ballet technique” Editorial Human Kinetics. Illinois.

5.     Orff, C. y Keetman, G.: “Música para niños Vol I”. Edición Unión Musical. Madrid.

6.     Robinson, Jacqueline (1988): “ L´enfant et la danse”. Jacqueline Robinson. París.

7.     Shinca, Marta (1989): “Psicomotricidad, ritmo y expresión corporal”. Editorial Escuela Española.Madrid.

8.     Varios autores, (1979): “Música y Danza para el niño”. Edita Instituto alemán. Madrid.

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