4 cuartos / 5 experiencias
Humberto Valdivieso
Y como dice el beduino: “incluso el humo es bueno para algo”
F. Nietzsche
Al reflexionar sobre la experiencia humana del arte nos preguntamos, de inmediato, por aquello que se activa ahí donde aparece una obra. Esa pregunta usualmente cuestiona a la cultura, al espectador y al artista. Sin embargo, el hacer de un objeto estético -aquello que justifica su existencia y lugar en el mundo- no debe buscarse fuera de él. Las cosas, las ideas, lo hábitos y en general la vida son quienes ingresan al espacio de la obra y son tejidos de forma particular. Esto inicia un proceso, activa una energía, donde suelen aparecer sensibilidades antes ocultas y límites inexplorados.
Si bien toda obra es un signo o representación de algo exterior a ella -puede ser un cuerpo, un fenómeno natural o un concepto-, lo es “en algún aspecto o carácter” como afirma el filósofo Ch.S. Peirce. Esto quiere decir que el mundo al interior de la obra es siempre una interpretación en forma de imagen. Por lo tanto, es una crisis de lo conocido, un nuevo comienzo para la experiencia humana, un objeto cotidiano deformado por una idea o una sensación, una ley que cambia y una expansión inconmensurable.
La muestra que nos ocupa -en la Galería Cerquone en Caracas, Venezuela- está hecha de espacios donde el arte elude la explicación y estimula la vivencia de lo inmediatamente presente. De ahí su guiño a la instalación, a formar ambientes. Estos cuatro cuartos -que son cinco- no exponen objetos colgados para “ser vistos”. En ellos la materia plástica e intelectual incita intercambios íntimos con las obras, experimentos con la memoria personal e histórica, y juegos con la estructura de la realidad aparente. Todo esto sin apelar al hecho concreto, la información o las leyes de lo “adecuadamente elaborado”. Por eso, en todas las salas predomina cierta atmósfera de sospecha y
ambigüedad alrededor de los trabajos.
Víctor Hugo Irazábal, Vasco Szinetar, Samuel Baroni, Ricardo Arispe y Robert Montilla son aquí hacedores de procesos interminables. Han utilizado la fotografía, la apropiación, el collage, la impresión digital 2D y 3D, la escultura y la pintura. Han intervenido materiales, reciclado desechos y tejido telas. Todo esto con la finalidad de expandir el hecho creativo al infinito, obviando conclusiones y fronteras. Por eso, cada espacio de esta muestra debe ser vivido como una variación de la experiencia del presente, un ejercicio de toda la belleza que es posible en un primer instante.
5 Diálogos
- Víctor Hugo Irazábal: Victoria amazónica
- Curador: dentro y fuera de nosotros el universo es infinito, la naturaleza es una. Estas obras están hechas de la materialidad misma de esa infinitud. Al transitar entre ellas experimentamos una plasticidad, que si bien no es ajena al pensamiento, está libre de deudas racionales y medidas exactas.
- Artista: conceptualmente asumo la obra como una posibilidad que se da en un instante, nunca la considero una afirmación cerrada. De esta forma, al ser una posibilidad, se convierte en una energía abierta. La selección se ubica en dos grandes bloques de signos plásticos e icónicos, tomados de mis libretas y obras. Todos hablan sobre mi experiencia con la naturaleza en mayúscula de la Amazonia.
En cada ciclo mundos infinitos se generan y perecen en lo infinito
Diógenes de Apolonia
2. Vasco Szinetar: Gestos
- Curador: en los laberintos de sus contradicciones íntimas, en los pequeños conflictos expresivos y en los prodigios inesperados conviven las tensiones de los gestos. Una imagen nunca se funde en otra. La verdadera acción consiste en morar por el espacio ajeno y esquivar la certeza. Esa es la labor de una práctica creativa, su alma profunda.
- Artista: el verdadero arte es finalmente inaprensible.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
Otro cielo no esperes, ni otro infierno
J. L. Borges
3. Ricardo Arispe: Post-eternidad
- Curador: la obra no es un testimonio del mundo sino de su deformación, de la experiencia donde ya no distinguimos entre lo real y lo virtual. Esta sala es un “anti- ambiente” hecho de espacios que transitan a través de espacios, de fragmentos desprendidos de una sospechosa realidad.
- Artista: el cuerpo de trabajo está formado por 5 conjuntos con vínculos hacia las otras salas y las ideas del curador: collages, madera y vetas, siluetas, hojalata y la semiótica de los objetos. Además, las puertas y la realidad aumentada abren el espacio a otras realidades.
Aquí estaremos eternamente -aunque mañana nos vayamos-
Adolfo Bioy Casares
4. Samuel Baroni: Entramados
- Curador: la interpretación es algo inherente a los signos y, por lo tanto, a las obras de arte. Este trabajo está hecho de trayectos y energía vital. Bosque, navegación y caligrafía están ahí para ofrecernos lecturas provisionales del acontecer e indicios de la fragilidad humana.
- Artista: la firma tiene mucho que ver con mis tránsitos. Es un producto esencial del entramado de la obra, por eso ella aparece con unas variables tremendas dentro de esta conjugación de elementos. Ella se desborda entre todas las cosas que se entremezclan de una manera muy fuerte.
Yazgo la vida. Nada de mí interrumpe nada
Fernando Pessoa
5. Robert Montilla: Anatomía del vacío
- Curador: un espacio no adquiere significado únicamente por las palabras, las imágenes, las distancias o los materiales. La experiencia humana también supone la interacción con lo ausente y lo presente, lo visible y lo invisible. El arte hace de la existencia algo extraordinario cuando muestra lo lleno que está el vacío.
- Artista: quiero mostrarle a las personas lo intangible, lo qué hay ahí: cómo un vacío se genera entre la materia y el espacio. Mi intención es mostrar lo que no se ve y demostrar que siempre hay una ausencia de contenido que no es la materia y eso es lo que uno habita.
La obra es el camino y nada más
Octavio Paz