Lee Krasner

Lee Krasner: El gesto, la lucha y la persistencia del arte

En la historia del arte del siglo XX, Lee Krasner (1908–1984) representa una figura de fuerza, evolución y compromiso radical con la pintura. Aunque durante décadas su nombre estuvo a la sombra del de su esposo, Jackson Pollock, hoy se reconoce a Krasner como una de las grandes protagonistas del Expresionismo Abstracto, una artista cuya obra desafió convenciones tanto estéticas como sociales, y cuya voz pictórica se impuso con intensidad, inteligencia y sensibilidad.

Orígenes y formación: una artista en construcción

Nacida en Brooklyn, Nueva York, en una familia de inmigrantes judíos de origen ruso, Lena (Lee) Krasner mostró interés por el arte desde temprana edad. Fue una de las pocas mujeres admitidas en la prestigiosa Cooper Union, y posteriormente estudió en la National Academy of Design. A finales de los años 1930, se unió al Federal Art Project, un programa del New Deal que apoyaba a artistas durante la Gran Depresión.

En esa época comenzó a interesarse por las vanguardias europeas, especialmente por el cubismo y el surrealismo, y por las ideas de Hans Hofmann, con quien estudió. De él recibió tanto estímulo como críticas machistas. Una vez, al elogiar una de sus obras, le dijo: “Es tan buena que uno no pensaría que fue hecha por una mujer.” Ese tipo de comentarios marcarían su carrera, pero también avivarían su determinación.

El encuentro con Pollock y el mundo del Expresionismo Abstracto

En 1942 conoció al joven y desconocido Jackson Pollock, con quien compartiría una intensa relación personal y artística. Se casaron en 1945 y se instalaron en Springs, Long Island, donde ambos desarrollaron algunos de sus trabajos más importantes. Aunque a menudo fue retratada como la “mujer detrás del genio”, lo cierto es que Krasner fue clave en la carrera de Pollock, conectándolo con figuras del mundo del arte, como Clement Greenberg y Peggy Guggenheim, y también en su evolución pictórica.

Mientras tanto, Krasner siguió desarrollando su propio lenguaje. Aunque compartía con los expresionistas abstractos el gusto por el gesto, la libertad formal y la escala monumental, su obra se distinguía por una estructura más orgánica y un uso vibrante del color y del ritmo. A diferencia del dramatismo caótico de algunos de sus contemporáneos, su pintura era reflexiva, matérica, construida con capas y con memoria.

El collage como lenguaje y ruptura

Tras la muerte de Pollock en 1956, en un accidente automovilístico, Krasner entró en un período de renovación creativa. Durante los años 50 y 60, creó algunas de sus series más potentes, como los “collages” realizados con fragmentos de obras anteriores destruidas por ella misma. En un acto de dolor y transformación, recompuso el pasado en nuevas formas, afirmando con fuerza su autonomía artística.

Estas obras, que combinaban elementos de pintura, dibujo y collage, fueron decisivas para consolidar su identidad como artista plenamente independiente, no sólo como parte del “círculo de Pollock”. Su lenguaje visual oscilaba entre lo lírico y lo estructural, entre lo biográfico y lo universal.

Una obra en constante evolución

A lo largo de su carrera, Krasner fue capaz de reinventarse constantemente. Nunca se aferró a una fórmula, lo que tal vez retrasó su reconocimiento comercial en un mercado que a menudo premia la repetición. Sin embargo, esta versatilidad fue precisamente una de sus mayores fortalezas.

Sus series de grandes formatos como Primary Series o Umber Paintings muestran una fuerza expresiva monumental, marcada por el duelo, la madurez y la energía de lo vital. En ellas, el gesto se convierte en respiración, en expansión física del cuerpo sobre la superficie.

Reconocimiento tardío y legado

Durante su vida, Krasner tuvo que enfrentarse a un sistema artístico profundamente sexista. No obstante, logró importantes hitos, como exposiciones en el Whitney Museum o en la Galería Marlborough. En 1984, poco antes de su muerte, el Museum of Modern Art (MoMA) organizó una importante retrospectiva, algo excepcional para una mujer en esa época.

Tras su fallecimiento, la crítica ha reevaluado su legado con profundidad. Hoy en día, Lee Krasner es considerada una de las figuras centrales del Expresionismo Abstracto, junto a artistas como Willem de Kooning, Mark Rothko o Franz Kline. Su trabajo ha sido fundamental para abrir espacio a las mujeres en la pintura de gran formato, y su valentía creativa ha inspirado a generaciones de artistas contemporáneas.

Síntesis

La historia de Lee Krasner es una historia de resistencia y construcción. Construcción de una obra, de una identidad artística, de un lenguaje personal que supo romper con el silencio al que se quería condenar a muchas mujeres en el arte moderno. En sus lienzos —vigorosos, complejos, profundamente humanos— resuenan las luchas del siglo XX, pero también una apuesta por la autenticidad, la transformación y el poder del arte como forma de vida.

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