HABLEMOS DE ARQUITECTURA

Nicomedes Febres Luces

Creo que fue la lectura a los 15 años de una novela de Ayn Rand llamada El Manantial donde se narra las peripecias de un famoso arquitecto modernista y su lucha por imponer su visión de la arquitectura lo que me tentó muy brevemente a pensar en esa profesión, luego fue ir a la Facultad de Arquitectura donde tenía una novia comenzando yo la carrera de Medicina, o sería que las muchachas de Arquitectura eran las más bellas de la UCV, de esas razones me sale esta inclinación mía al estudio del espacio. Pero al final más pudo el cuerpo humano que el espacio en mi aproximación a mis anhelos profesionales y seguramente no hubiese sido un extraordinario arquitecto. Sin embargo fui un asiduo visitante de esa facultad donde tuve grandes amigos desde Beltrán Alfaro hasta Enrica Viñals para citar dos afectos cercanos ya lamentablemente idos. Para quienes han ido a esa facultad saben que allí se respira un ambiente con más charm y encanto y de un espíritu más relajado que en Medicina y ese espíritu impregna todo, hasta los cafetines, pues en Medicina los estudiantes se sientan de pasada y atropelladamente, en vez del ambiente relajado en la otra, que es adecuado para las tertulias; hasta en la vestimenta, donde los estudiantes de Medicina siempre andábamos vestidos a trompicones y en Arquitectura la gente es más atildada, incluyendo a mis amigos que iban todos elegantemente casuales con su saco de firma por encima de los hombros y el jean con mocasines de gamuza y de marca.

Ayer leyendo Facebook me enteré que al Museo de la Arquitectura de Caracas le han adjudicado el nombre de Juan Pedro Posani quien fue uno de sus promotores. Juan Pedro entiendo que sin ser arquitecto de profesión, ni haber construido nada de particular lleva ese nombre por su condición de profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y ser un docente estimado allí. Desde que comenzó esta tragedia del chavismo Juan Pedro ha suscrito y apoyado lo que está sucediendo en Venezuela, y en Caracas en particular, incluyendo la destrucción urbana realizada por farruco sesto, o los escombros de Fuerte Tiuna que está a la vista de todos donde se perdieron miles de viviendas y miles de millones de dólares. Nunca oí de sus objeciones. O sea que en vez del maestro Villanueva o de profesionales destacadisimos como Tomás Sanabria por citar uno, con infinitos más méritos que Posani se le da a éste tal honra. Como más bien soy parte del coro éste no es mi conflicto de manera directa, pero como hombre de la Cultura y sabedor que los arquitectos son hombres modosos, quiero saber la razón de este anonimato. Presumo que después de este artículo, los siguis chavistas de la arquitectura pasarán a engrosar al grupo de los que me detestan, pero con la verdad ni ofendo ni temo. Quisiera oír los argumentos de mis amigos arquitectos en uno u otro sentido para aguzar mi opinión.

Quiero enviar mis condolencias a los familiares del artista Rafael Martínez, en la foto, un maestro poco promocionado del constructivismo venezolano y nativo de Apure y por encima de todo un hombre sencillo, trabajador y callado como es el llanero. Encontrar a un artista con las virtudes de él es una moneda de oro a resaltar en medio de tantos egos. Nunca trabajamos juntos, pero me inspiraba respeto, afecto y simpatía por su calidad humana, su trayectoria y una obra destacada. Paz a tus restos estimado Rafael y cuidado con Doña Bárbara que es más peligrosa en el cielo que el Espanto de la Sabana.

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