A una pregunta de un investigador de arte los concretos decían que su trabajos eran fruto de la observación de la realidad y los figurativos aseguraban que todo era un ejercicio de abstracción y creo que ni los unos ni los otros tenían razón.
La obra de arte es un trabajo de pura invención y ni aun los más empedernidos fotógrafos tampoco capturan la realidad sino que ponen su mirada a través del objetivo para encontrar lo que ellos necesitan y en todo caso eso es la realidad misma.
No busco, encuentro frase heroica de Picasso, que nos pone frente a eso que llamamos obra de arte y que en general no tiene explicación alguna.
Entre los polos reina la tensión de los fluidos que operan las liquidaciones de cuentas de los contrarios nos dice Le Corbusier en su Poema del ángulo recto y desde ese lugar podremos comenzar a vislumbrar el proceso que lleva adelante Cristina cuando nos desafía con la idea de devenir-es
Si nos ajustamos a la filosofía sabremos que devenir es el cambio que se sucede del no ser al ser o al revés y que toda la realidad es un permanente devenir en movimiento, pero aquí estamos ante una obra que va más allá de definiciones de carácter científico.
La artista nos propone una difícil lectura que es preciso descifrar, ya que en todo momento las líneas rectas que nos llevan a pensar en complejos circuitos imaginarios nos engañan cuando son atravesadas por ciertas formas inquietantes, que trasgreden las más estrictas reglas del arte geométrico y en un gesto burlón nos hace un guiño de complicidad.
En otros momentos las “nebulosas” ocupan el lugar de privilegio y subsumen a las rectas para llevarlas a un protagonismo secundario. Ser y no ser. Cambio y transformación.
Entre los polos reina la tensión…para que operen los contrarios, esta es la clave en la construcción de los productos de los que estamos hablando ya que en todo tiempo esto se hace visible si logramos penetrar en cada una de las obras en cuestión.
Pero la artista habla de devenir-es y de devenir-es es de lo que me tengo que hacer cargo. Acaso los devenir-es no son los caminos que tendremos que transitar para poder ir penetrando en esas evidentes contradicciones que nos pasean en un vaivén infinito para poder entrar y salir de ocultas realidades, en principio invisibles a nuestros ojos.
Que es lo que nos subyuga y que nos hipnotiza. Es esta mezcla provocativa donde los elementos no están armonizados, tampoco están equilibrados de acuerdo a los cánones. Nos atrapan esos mundos en devenir, en permanente movimiento y cambio. Allí en ese punto es donde se encuentran las poéticas imágenes que nos ofrece Cristina Hauk.
Juan Carlos Romero