El Big Bang de Rafael Montilla
Por: Eduardo Planchart Licea
Aún hoy en día acostumbra a ir al parque nacional de los Everglades en diciembre a disfrutar del cielo estrellado.
Hoy más que nunca en un punto se hace necesario plantearse estas preguntas, ante un crisis mundial como la presente.
Algunas de las preguntas más inquietantes que se ha hecho el hombre son: Cómo se creó el universo, la materia, el espacio, el tiempo y esta realidad planetaria plena de vida y diversidad en que existimos, a esta motivación responde la serie Big Bang del artista Rafael Montilla una versión de ella se presentó en la Trienal de Tijuana, al ser invitado el artista a este importante evento integrada por cientos de mínimas piezas de acrílico que reflejan la luz.
Para el arte contemporáneo es un tema que no ha sido de importancia en su desarrollo, posiblemente debido a que durante el medioevo, y el renacimiento hasta la ilustración la iglesia impuso la temática religiosa, como una forma de imponer y mantener su poder.
Gracias a este ominoso mecenazgo sin embargo se crearon obras de arte únicas en nuestra civilización, como el monumental fresco que inició su creación Miguel Angel Buonarroti (1475-1564) entre 1508 y 1512 en la Capilla Sixtina por encargo del papa Julio II, y que continuó para los papas Clemente VII y Paulo III, donde pintó magistralmente una monumental interpretación de la visión bíblica de la creación y el juicio final, que aún impresionan por su belleza.
Para Rafael Montilla se convirtió en una pasión esta problemática y para desarrollarla investigó las teorías científicas que han dado la física, la astronomía y la cosmología de este trascendental hecho, teniendo también como referencias las respuestas que han dado a estos enigmas la filosofía ancestral hindú.
Uno de los antecedentes a esta problemática en el mundo académico se planteó en el año 1975 cuando Fritjof Capra publicó su libro El Tao de la Física, traducido en más de 15 idiomas, provocando un revuelo al plantear las sincronías que existen entre las explicaciones sobre el origen del Universo entre Oriente y occidente, por vías cognitivas y objetivos diferentes:
“Los físicos derivan su conocimiento de los experimentos; los místicos de visiones meditativas. Ambas son observaciones, y en ambos campos estas observaciones son reconocidas como la única fuente de conocimiento. Los objetos de observación son, por supuesto, muy diferentes en los dos casos. El místico mira dentro y explora su conciencia en varios niveles, incluyendo los fenómenos físicos asociados con la materialización de la mente. El físico, por el contrario, comienza su investigación sobre la naturaleza esencial de las cosas estudiando el mundo material… pero ambos llegan a la misma conclusión; uno empezando desde el reino interior, el otro, desde el mundo exterior… En la física moderna, estos son los reinos del mundo atómico y subatómico; en el misticismo, son estados de conciencia no comunes en los que se trasciende el mundo sensorial cotidiano.”(F.Capra, entrevista Patricia Tapia)
La ciencia investigaba, observa, mide, experimenta, predice crea teorías y tecnologías para convertir este conocimiento en una praxis utilitaria. Para un místico oriental esto no tiene la mayor importancia, pues su objetivo no es material, sino es movido por una búsqueda espiritual a través de la cual crea herramientas que nos puedan ayudar a entrar en armonía y sincronía con el cosmos. Cómo el hacerse consciente y sentir a flor de piel de que es parte del universo, y las limitaciones sensoriales y mentales occidentales serán nos impedirán percibir la verdadera naturaleza de la realidad y vernos envueltos en la ignorancia, a lo que la filosofía hindú llama maya (ignorancia). No solo crearon los hindúes una filosofía y creencias para vivenciar estas verdades, sino que sistematizaron toda una serie de prácticas espirituales para adentrarse en estas dimensión, que Mircea Eliade llamaría técnicas extáticas, cómo sería el yoga.
Esto conjugado al conocimientos y experiencias del artista que tuvo en la India por más de una década y su afición que desde su juventud tuvo por el espacio sideral y la observación de nuestro titilante cielo nocturno, lo fue llevando a madurar la serie de instalaciones que título: Big Bang.
Incluso para los creadores de estas teorías como Einstein, tuvieron que superar grandes contradicciones, pues la teoría de un colapso universal por la atracción de las fuerzas gravitacionales, le hicieron inventar en 1917 el factor Lambda o la constante cosmológica.
Que sería una tipo de fuerza antigravitatoria inventada por el pensador que actúa contra la gravedad, no tenía ninguna prueba de ello pero lo ayudó a que sus ecuaciones describen un universo infinito y estable, a lo cual solo renunció cuando los cálculos de Edwin Hubble en 1928 demostraron a través de sus observaciones y mediciones de una estrella de la nebulosa Andrómeda, que no solo estaba al exterior de la Vía Láctea, sino que a través del efecto doppler que el universo no se estaba contrayendo, lo cual se indicaría por franjas azules en el espectro visual, sino que por el contrario se estaba expandiéndose, esto se demostraba a través de un corrimiento al rojo tal que se observaba en las placas fotográficas que tomó desde su observatorio el astrónomo. A través de estos conocimientos asume Montilla una propuesta estética, para materializar los misterios sobre del origen y del fin de universo a través de sus mandalas cósmicos asume este reto artístico- conceptual.
No han sido mucho los artistas que se han apasionado por esta insólita realidad. No fue en occidente donde escuchó por primera vez las referencias a la teoría del origen del universo como resultado de una gigantesca explosión, sino en la ancestral voz de un erudito hindú que analizaba los textos sagrados de los Vedas, específicamente el Rig-Veda (10.1029) del siglo II a.de C, donde se muestran similitudes entre estas teorías: “Ni no ser ni ser había entonces; no había espacio, ni cielo. Ni muerte, ni inmortalidad había entonces; de la noche ni del día había señal…Tinieblas había, envueltas en tinieblas , al principio una marea indiscernible era todo aquello. La nada estaba encerrada en el vacío, por el poder del ardor(tapas el calor) nació lo uno …/ ¿Es que había un abajo? ¿Había acaso un arriba…Los dioses son luego, solo por ella existen. De dónde viene ella, ¿Quien lo sabe?…”
La existencia de la realidad es el hecho fáctico para demostrar que estos mitos son verdades sólidas, acaso no estaba ahí para evidenciarlo.
Cada día al ocultarse el sol desde los albores de la humanidad al fin del día anochecía, debieron ser instantes llenos de incertidumbres, cómo se podía tener certeza de que fuera a salir al día siguiente y el destino no sería una noche eterna, angustia existencial que modelo el pensamiento de civilizaciones como las mesoamericanas y la Egipcia.
Solo se tenía la certeza de los mitos de que estos ritmos estelares continuarán, hasta que surgió la ciencia, pero solo hasta principios a mediados del siglo XX se pudo crear una teoría de cómo se creó el universo y cuándo. Una generación de físicos y astrónomos desentrañaron este misterio, y le llamaron la teoría del Big Bang, una dramática explosión que creó el primer estallido de luz en el universo y estas reflexiones el eje de la serie Bin Bang de Montilla.
El espacio sideral se hace presente ante todo por el Sol, la estrella de cual depende la vida en el planeta, reactor sideral compuesto de un 98 % de hidrógeno y Helio como lo demostró la científica Cecilia Payne, estas conclusiones aclararon la composición de las estrellas, las galaxias y el universo que es dominado por estos dos simples y sencillos elementos.
Ahora para que la teoría pudiera demostrar esto había que dirigirse al átomo y esto lo hizo un el físico ruso George Gamel entusiasta defensor de la teoría del Big Bang.con un modelo matemático que retrocediera en el tiempo, y lo pensaba en segundos y minutos no en en billones de años. Hizo con su equipo la predicción de que el universo se creó por el Bing Bang, en un principio se generó una intensísima temperatura que se fue enfriando creándose los primeros átomos de hidrógeno y helio en ese momento surgió la primera luz de la creación, conclusiones que publicaron en 1948.
Aún hoy en día después de billones de años se pueden escuchar las susurrantes microondas de esta gran explosión, tal como demostraron en un descubrimiento inesperado los ingenieros de sonido Penzias y Robert Wilson, lo que les valió ganar el premio Nobel en 1964.
Gracias a la revolución digital y cl vertiginoso desarrollo de la astronomía se han creado una red de observatorios desde los que es posible visualizar no solo nuestra madre vía láctea, sino otras galaxias fuera de la nuestra, que crean imágenes digitales y fotografías, dominadas por el misterio, brillos azarosos, nubosidades de colores difusos y de elementos como los pulsares, las enanas rojas que crean una estética sideral de los que se hace eco Rafael Montilla, fue una obsesión dedicarse en las noches las noches estrelladas de caracas y el litoral vivir ensoñado deleitándose de ese titilante esplendor.
Aún hoy en día acostumbra a ir al parque nacional de los Everglades en diciembre a disfrutar del cielo estrellado.
Hoy más que nunca en un punto se hace necesario plantearse estas preguntas, ante un crisis mundial como la presente, amenazada no solo por el cambio climático, sino por pandemias se debe crear una nueva sensibilidad, redefinir el sentido de nuestra existencia y de nuestra civilización para volver la atención al cosmos para sincronizarnos e inspirarnos en él, y como una respuesta a estas interrogantes surge esta serie del Big Bang en la obra de este creador cosmopolita, nacido en Caracas.
Nacen del trabajo del taller y de la investigación que viene desarrollando el artista alrededor del cubo, poniendo énfasis en su complejo simbolismo y en su vacío interior, donde aparentemente no ahí nada, pero esa nada esta plena de energía de elementos atómicos que gravitan, se repelen y son los ladrillos del templo que es nuestra realidad.
No podía ser más acertado la primera instalación de la serie Big Bang surgiera de los desechos plásticos con que construye el artista de los cubos para sus intervenciones urbanas para ubicarlos levitando sobre rejas metálicas, adheridos a paredes jugando con la percepción del otro, al hacerle creer que está ante volúmenes tridimensionales cuando muchos de ellos son planos. Es el juego que desea plantear el creador hacer consciente al espectador de que nuestros sentidos y nuestra mente construyen la realidad, acorde con nuestros deseos y apegos.
Es un llamado por tanto a buscar la verdad liberadora y por tanto estar en armonía con ella, para adentrarse en la paz interior fue la revelación que dio Gautama a la humanidad tras lograr la budidad.
El Big Bang es un momento que guarda semejanzas al de Buda adentrándose en el nirvana, en un esplendoroso estallido de conciencia de que somos polvo de estrellas.
De ahí la fuerza simbólica y existencial de esta serie, donde de la oscuridad primordial, hubo un estallido de luz creadora del universo y de toda la vida que nos rodea. Desde la primera instalación en Wynwood, Miami, cada nueva obra es una revelación de esperanza, de que en este universo en expansión y contracción hay un sentido.
Es la confirmación de que el universo está en continua transformación, es una dura verdad que hasta al genial Albert Einstein le costó décadas aceptar, tanto es así que cuando apoyó públicamente esta teoría, sobre el modelo del universo en expansión por el Big Bang, cuando visito en observatorio donde trabajaba Hubbel en 1931 dijo: “El desplazamiento al rojo ha aplastado mi antigua creación como un martillazo abandonó la constante cosmológica, desde que introduje el término me ha pesado sobre la conciencia. Soy incapaz de crear aIgo tan feo que tenga lugar en la naturaleza.”
Una teoría del origen del universo no se trata solo de demostrar que está en expansión, pues la teoría creaba tantas preguntas como las que respondía tales ¿cómo el universo ha surgido en un solo punto?, ¿de donde proviene la materia?,¿cómo se había formado la materia a sí misma?
De ahí que el tema del primer chispazo de luz en universo, todavía tiene enigmas, a los cuales el artista todavía tiene una senda científico-estético y mística por recorrer y seguramente nos sorprenderá con sus recreaciones del Big Bang o del origen y fin del universo.
La paradoja es que sin todo el instrumental científico, de observación, mediciones, experimentación por vías de conocimientos diferentes. Una mística y la otra científica llegaron a conclusiones similares sobre el origen del cosmos.
Gracias a que Edwin Hubble en su observaciones de la nebulosa Andrómeda, demostrara que por el efecto Doppler el universo se expandía, y no solo eso, sino que el universo era más extenso de lo que se suponía, pues dicha nebulosa quedaba a millones de años luz de la Vía láctea galaxia donde se encuentra nuestro sistema solar, y esa es la impresión que deja en la retina del público al ver cada uno de los diferentes Big Bang que ha creado Rafael Montilla, como instalaciones y obras públicas…