Lieska Husband Sosa
FRAGMENTOS E IDENTIDAD. COLLAGES DE RICARDO CARBONELL
Converso en esta oportunidad con el artista del collage Ricardo Carbonell, quien, desde Caracas, Venezuela, me comenta sobre su obra y sus inicios en este transitar del arte. Carbonell (Caracas, 1952) abogado de profesión, se desenvuelve conjuntamente desde hace más de dos décadas, en el difícil —a veces ingrato— quehacer del artista. La consolidación de su vida profesional como abogado, no fue nunca obstáculo para desarrollar en paralelo una expresión plástica que desde niño ya se manifestaba a través del dibujo y la pintura. Pero es el collage, esa expresión artística intimista y en su caso, de cortes y pegados precisos, lo que ha sido su línea de investigación por tantos años, convirtiéndose en el eje fundamental de su trabajo.
Sus herramientas, mayoritariamente objetos del cotidiano, papeles de distinto gramaje, tirros coloridos, exacto y tijeras, dan forma a maravillosos collages cargados de dinamismo compositivo dispuestos sobre el soporte, en tela o papel. Y es que esta técnica que ya tiene en su haber un recorrido de varias centurias, irrumpió con fuerza en las vanguardias de la primera mitad del siglo XX y se mantiene en el discurso plástico de los artistas contemporáneos.
Carbonell imprime un sello personal a su obra, —un género que abarca estilos, técnicas, materiales y soportes variados— con el uso de cintas plásticas para electricidad en cortes y composiciones diversas. Es un artista metódico, organizado y en algunas de sus series —si no todas—, la nomenclatura numérica se convierte en parte del registro de la pieza, seguido de una palabra que denomina un color. Algo así, como si de un código se tratase. La serie Columnas, desarrollada en años recientes, es un ejemplo de ello. El artista dispone en vertical, bloques de cintas adhesivas en tonalidades diversas a modo de columnas, asignando un número a cada color, con lo que cada pieza se denomina según los colores utilizados en su elaboración. El artista comenta: “…dado que la paleta de los tapes o cintas adhesivas es escasa, le asignamos a cada color un número…”. Me explica que dispone de una gama de apenas 9 colores y en ocasiones, el fondo blanco del soporte se convierte en columnas inadvertidas que dan peso visual a la composición.
La serie Collages, ha sido producida entre 2013-2019 y en palabras del artista, refiere a “…un sueño y su realización, que culminó con la ejecución de 138 obras…”. Elementos coleccionados por años, dan vida a este cuerpo de trabajo con el que el artista motiva al espectador a crear sus propias historias; objetos reconocidos por el colectivo y que podrían “hablarle” de una cotidianidad a otra. Es así como el cambio de uso de los objetos, les imprime otro carácter y es desde esa otra dimensión —la artística— en la que se han insertado, desde la cual tendrán una nueva identidad.
Tickets de transporte público, envoltorios de golosinas, pegatinas de tiendas por departamento, llaves, paletas de helado, restos de algún hilo colorido, entradas a eventos, trozos de alambre, cápsulas de precinto de botellas de vino, todo suma en polícroma composición sobre el soporte.
Una mirada intimista, muy cercana al recuerdo cotidiano.
En noviembre de 2015, un trágico hecho conmovió a la Ciudad Luz. París, la cuna del glamour, la gastronomía y la moda, se vio sacudida por múltiples explosiones que dejaron un saldo trágico de muerte y destrucción, entre ellos el ataque al Teatro Bataclan. La serie París Bataclán, nace de esa situación infortunada. Así lo relata el artista: “Ante esa negativa realidad ejecutamos a las horas de los acontecimientos,…una serie de seis (6) obras…”. De nuevo el carácter intimista de una técnica desarrollada en el silencio de un estudio de muy poco espacio, da pie para el desarrollo de un cuerpo de trabajo basado en los colores de la bandera francesa —azul, rojo y blanco—. El artista articula franjas verticales atravesadas por líneas laberínticas dispuestas sobre el plano. Las franjas, —columnas fracturadas y en ocasiones, interrumpidas por el color negro—, expresan la consternación de la tragedia. París, la ciudad idílica, ha quedado indefectiblemente impactada.
Otra de sus series, Rupture, es una obra de carácter político con un componente de silente repudio a lo que acontece en su país natal, Venezuela. Un cuerpo de trabajo de 14 piezas elaboradas en tapes de colores amarillo, azul y rojo —los del tricolor nacional— dispuestos de manera horizontal sobre el lienzo como soporte. Las 7 estrellas blancas originalmente ubicadas en la franja central azul del estandarte nacional, dan paso a elementos triangulares en color negro, colocados en un ordenamiento específico a lo largo de toda la obra, y que expresan el oscurantismo por el que atraviesa la sociedad venezolana. Es la ruptura de la constitucionalidad, de una democracia venida a menos y de un sistema comunista impuesto por el régimen gobernante.
La obra de Ricardo Carbonell se nutre del cotidiano, de sus vivencias y de la observación consciente de hechos y realidades que lo marcan no solo en lo personal, pero además tienen repercusión en lo colectivo. Como espectador, no me distrae el colorido y la composición estéticamente agradable de sus piezas. En ocasiones me cuestionan en dialogo amable. Y cuando el arte es cuestionador, puedo llegar a ser empático con el artista, desde la conexión emocional con la obra a través de percepciones y sentimientos personales. Intentar interpretar qué ha sucedido entre el objeto en desuso y su escogencia por parte del artista —para infundirle nueva vida— es algo que queda en la mente del espectador.
Enero 11, 2021
NOTA: Imágenes cortesía del artista y de MIA Curatorial Projects.