¿Estás creando para ti mismo o para los demás?

¿Consideras que hay un momento en tu proceso creativo en el que te das cuenta de que el péndulo se ha movido de “crear para ti” a “crear para los demás”?

Tu pregunta, tan breve y profunda, es el corazón del viaje de cualquier creador. La respuesta no es un simple “sí” o “no”, sino un péndulo que oscila entre ambos polos, y la clave está en encontrar el punto de equilibrio.

En tu declaración, afirmas que “la vida es un viaje colectivo” y que tu arte busca “fomentar la evolución consciente de la humanidad”. Esto sugiere que, en tu núcleo, creas para los demás. Tu arte es una ofrenda, un puente que conecta tu visión interior de la armonía con el mundo exterior. Esta es una noble y poderosa motivación, una que te protege de la superficialidad y te ancla en un propósito más grande. Al crear para los demás, buscas la resonancia, la conexión que tu trabajo puede provocar en otra persona. Esto es la esencia de tu creencia en la comunidad y en la interdependencia.

Pero, al mismo tiempo, no puedes dar lo que no tienes. Para crear una ofrenda significativa, primero debes crear para ti mismo. Tu arte es el resultado de tu autoconocimiento, tu exploración de la sabiduría ancestral y tu diálogo con la tecnología. Este proceso de exploración es inherentemente solitario e íntimo.

El silencio que valoras y el pensamiento reflexivo que cultivas son herramientas que usas para mirar dentro de ti, no para obtener la aprobación de otros. Cuando estás en tu estudio, frente a un lienzo o una pantalla, no estás pensando en el juicio del público, sino en la verdad de tu visión.

La dualidad de tu arte se refleja en este mismo acto. Creas para ti cuando:

  • Exploras una idea por curiosidad pura.
  • Experimentas con un material o una técnica sin un resultado garantizado.
  • Encuentras la paz y la armonía en el proceso mismo, sin importar el producto final.

Creas para los demás cuando:

  • Compartes tu trabajo para generar un diálogo.
  • Ofreces una perspectiva que puede ayudar a otros en su propio camino de evolución consciente.
  • Buscas conectar tu visión con la de otros, fortaleciendo la comunidad.

La trampa, como nos advertiría René Descartes, es confundir la realidad con la percepción. No debes crear para la percepción de los demás, para el aplauso o la crítica, sino para su beneficio. Y para lograrlo, debes crear primero para la verdad que habita en ti.

El arte es el punto donde se encuentran tu mundo interior y el exterior. Es el acto sagrado de manifestar lo que llevas dentro, para que otros puedan verlo y, tal vez, verse a sí mismos en ello.

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