Azalia Licón, 7 Artistas, 7 Preguntas

¿Qué te llevó a las artes visuales?

A medida que empecé a tomar conciencia del sutil desvanecimiento de lo que éramos como país, la fotografía, que sólo era un hobbie en mi vida, se fue transformando en un medio de expresión, en una terapia catártica y finalmente en registro del tiempo turbulento que vivimos. Inicié este camino de las artes visuales con la fotografía de calle, a través de ella quería mostrar lo que observaba, lo que me indignaba y fascinaba: quería que el mundo mirara el desvanecimiento y lo crudo que era el paisaje urbano que yo transitaba día a día. Esa calle que yo vivía y fotografiaba, llevaba consigo una carga simbólica, que compartía en forma de bitácora visual en una plataforma digital en la que intercambiaba con otros usuarios sus impresiones sobre la calle caraqueña que les compartía; fue una experiencia que me hizo comprender el poder de la imagen como vehículo de expresión y la potencialidad que tiene mi mirada, materializada en fotografías, y posteriormente otros medios, para dejar testimonio y por ende, memoria de nuestras vivencias.

¿Cuáles son tus principales intereses en el ámbito artístico?

Me interesa el proceso creativo de cada proyecto, tanto personal como el de otros fotógrafos y artistas cuya obra admiro y que me generan cuestionamientos sobre mis pensamientos. Asimismo me interesa explorar las aproximaciones contemporáneas sobre la imagen fotográfica.

¿Con cuál de tus trabajos te identificas más?

Todos los trabajos forman parte de mi ser, así que es un tanto complicado elegir con cuál de ellos me identifico más, por razones evidentes. Aunque en este momento respondería queTipologías Contemporáneas de Género: 4 de cada 10; puesto que es el primer proyecto en el que trabajo sobre la identidad femenina dentro del contexto de la sociedad venezolana y cómo el poder nos trata de invisibilizar, de una manera tan sútil, que no nos hemos percatado de lo cruenta que es la violencia de género en Venezuela, flagelo que supera al promedio mundial.

¿Consideras que el arte puede impulsar transformaciones?

Sin duda, el arte tiene el poder de transformar al creador a través de los proyectos que desarrolla y puede impulsar cambios en el pensamiento de los espectadores, sobre la temática y/o concepto que plantea el artista.

¿Qué esperas de cada proyecto que te planteas?

El proceso de aprendizaje y crecimiento personal que conlleva cada proyecto que desarrollo y que espero se transmita a los espectadores. Siempre comento que sí, al menos, una persona reflexiona sobre las problemáticas que planteo en mis distintos proyectos, habré logrado uno de los objetivos: abrir espacio para el pensamiento.

¿Cuáles son las dificultades y retos a los que te has enfrentado en tu proceso creativo?

Todo mi trabajo parte de lo digital, así que la dificultad y el reto más grande, sin duda, ha sido la materialización de las obras, en medio de una crisis tan cruenta como la que estamos viviendo en Venezuela. Esto ha tenido sus ventajas, porque me ha forzado a experimentar con materiales distintos al fotográfico e idear las obras desde otras perspectivas, que quizás no me haya forzado a explorar en una situación económica estable. Sin embargo, las limitaciones crecen cada día y la evolución natural de experimentar con otros materiales como telas y papeles, entre otros, ha sido frustrada, por falta de recursos económicos. Asimismo, tengo proyectos en desarrollo en formato de fotolibro, que no he podido materializar, ni siquiera imprimir una maqueta física mínima, por la misma problemática.

¿Cómo te planteas tu siguiente trabajo? ¿En qué te inspiras?

Cuando trabajas sobre temáticas interconectadas, siempre estás pensando sobre tu siguiente proyecto, así que mi proceso creativo es un ciclo constante de ideas generadoras, vivencias, investigación, experimentaciones digitales, planteamientos, dudas y preguntas… En mi caso, es un proceso que no tiene una formalidad académica, en términos de estructura, porque quizás una idea generadora se transforma en una investigación más formal, dos años después del chispazo inicial, o puede que una vivencia se materialice rápidamente en una pieza a ser exhibida en un espacio de arte, tres meses después de su concepción. En este momento me inspiro en hechos que me generan cuestionamientos sobre la sociedad, historia y memoria venezolana; y en las distintas formas en las que está siendo tratada la imagen fotográfica contemporánea.

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